Análisis de HTC Vive Flow

Todavía sigo sin saber a quién va dirigido este producto. ¿Quién querría un par de gafas de realidad virtual portátiles que exigen compatibilidad exclusiva con un móvil Android? Solo alguien que busque una experiencia audiovisual de segunda categoría. Todavía recuerdo cuando la Google Cardboard VR estaba de moda, de alguna manera era algo innovador y fresco, sobre todo por el hecho de ser gratuito. Sin ánimo de ofender, podría decirse que el HTC Vive Flow es lo mismo, pero con un precio nada más y nada menos que de 500 €. Se trata de un simple sistema VR conectado a un teléfono móvil, algo que no me ha impresionado demasiado durante mi mes de pruebas. En fin, comencemos por las especificaciones.

• Memoria y almacenamiento: 4GB RAM + 64GB ROM


• Peso: 189g


• Resolución: 3.2k resolución combinada (2x 2.1" LCD 1600 x 1600 por ojo)


• Audio: Altavoces estéreo, micrófonos duales

Como ya he mencionado, el Vive Flow solo funciona en un número limitado de móviles Android, algo poco habitual. Así que ya sabes, si tienes un iPhone no te molestes en seguir leyendo. Nosotros hemos probado estas gafas en un HTC U12 Plus, un móvil estándar de rendimiento medio, pero que (cómo no) es perfectamente compatible debido a que pertenece al mismo proveedor (¡vaya!). Al conectar las gafas al teléfono, este actúa como un mando, al menos mientras te vas moviendo por los diferentes mundos VR que hay. Teniendo en cuenta que al ponerte las gafas no puedes ver el móvil, quizás habría sido más lógico idear un método más coherente y que no arruine la experiencia. Para ejecutar acciones simples, simplemente basta con pulsar la pantalla, pero para navegar por el menú debes desplazar el dedo hacia arriba/abajo/izquierda/derecha de la pantalla del móvil. En mi opinión: mala idea y mala ejecución.

En cuanto a su ergonomía y ajuste, la conclusión es la misma que con el método de control. ¿Nadie piensa antes de hacer estas cosas? En unas gafas normales, las monturas se apoyan en la sien y terminan descansando en las orejas. Sin embargo, parece que estas gafas te las tienes que poner por encima de las orejas y alrededor del cráneo, como si te estuviera abrazando un oso. Y, si no te las pones de esta forma, la imagen se distorsiona y te provoca fuertes náuseas, algo que es tan ridículo como que tenga que controlar un visor de realidad virtual pulsando la pantalla de un móvil que no puedo ver.

Por desgracia, la experiencia VR tampoco es nada sorprendente. El sonido no está mal, pero los gráficos son anticuados, primitivos, y la aplicación de meditación que pude probar me resultaba más molesta que relajante. Por otro lado, la calidad de imagen no está del todo mal, así que supongo que la resolución de 1600 píxeles por ojo está bastante bien. Sin embargo, a no ser que me las tenga que volver a poner por razones laborales, no pienso volver a usar las HTC Vive Flow jamás. Sobre todo teniendo en cuenta que hay cascos VR mucho más baratos en el mercado.