Análisis de Indivisible

Invidisible empieza cuando un grupo de bárbaros arrasa el pueblo de Ajna. Ella consigue escapar gracias a un misterioso tercer ojo que ha aparecido en su frente. Es lo que queda de un soldado Dhar, el que mató a su padre, que ahora es prisionero en su cabeza. Es todo lo que necesita para poner en marcha su plan de venganza.

Lab Zero Games estrena un juego de acción y aventura en 2D lateral con mucho combate y varias secciones de plataformas. Es especialmente en la lucha donde brilla gracias a su sistema de enfrentamientos estratégicos con bella factura visual. Ajna y el soldado no van a estar solo. En el viaje se van a ir encontrando con una veintena de personajes más que también van a acabar dentro de su cabeza. Algunos de ellos son expertos en batalla, pero solo se pueden utilizar a la vez un máximo de cuatro, que quedan asignados a un botón concreto. Una vez ahí, atacan o bloquean según el turno de una forma que recuerda a Valkyrie Profile.

El sistema engorda con la inclusión de los especiales, que se liberan a partir de una barra que se recarga con el daño. Se puede escoger entre una gran defensa colectiva o movimientos especiales individuales. Por ejemplo, la protagonista suelta un potente puñetazo, y un doctor un tanto brujo llamado Razmi invoca una cura para todo el equipo. Las peleas contra los jefes son duelos cara a cara muy tácticos en los que hay que pensar delicadamente cada paso y, al mismo tiempo, estar alerta ante lo que viene de frente. Porque para bloquear hace falta buen sentido del ritmo, sobre todo porque el flujo de la batalla cambia rápidamente. Son los momentos más divertidos de Indivisible.

Anja puede ir a cualquier parte de su Mundo Interior, ese espacio en el que esperan todos los personajes que no están elegidos para la batalla y pasan el tiempo sacando partido a sus habilidades especiales. Son como misiones secundarias que se aprovechan para mejorar las características y estadísticas. Pero más allá de que es un espacio en el que cada vez hay más gente reunida, no hay mucho más que hacer allí y es una pena que no se haya aprovechado un poco mejor. Se nos ocurre que hubiera sido el sitio ideal para indagar más entre el gran conflicto que vive la protagonista al llevar adentro al verdugo de su padre, pero apenas se explora esa relación.

El carisma del personaje, gracias a un diseño muy imaginativo y fresco, aporta mucho color. Indivisible representa con un estilo visual animé un mundo inspirado en la mitología del oriental. Le rebaja el gusto un doblaje al inglés normalillo y, sobre todo, la falta de variedad en los temas musicales que acompañan durante la partida. Hay tan poco repertorio de melodías que enseguida te cansan.

Y por fin llegamos al punto más negativo del juego, que son las fases de plataformas. El control no responde tan finamente como nos gustaría y los niveles están bastante vacíos. Y aunque muchas veces los paisajes son bonitos per sé, desde el punto de vista jugable no son más que largos caminos casi sin variantes. Además, que le faltan puntos de guardado. Por suerte hay algunas cosas que coleccionar, como piedras necesarias para esas mejoras mencionadas, y caminos secretos que no se pueden desbloquear de primeras, sino una vez mejorada su hacha.

También puede utilizar su arma para anclarse a algunas paredes e impulsarse desde ahí en lo que sería como la versión propia del doble salto. Lo que pasa es que la forma de ejecutarlo, con una pulsación prolongada del mismo botón, no acaba de funcionar bien y ha sido motivo de que nos atasquemos más de la cuenta en alguna ocasión.

Estos ratos más aburridos de exploración y una trama que no aporta demasiado echan un poco a perder el buen trabajo que han llevado a cabo diseñando un sistema de combate con turnos enriquecido con tantos personajes entre los que escoger. Indivisible hubiera ganado mucho mejorando su narrativo y aportando variedad a los escenarios, pero con lo que ofrece tiene para pasar un buen rato en partidas cortas.