Análisis de Felix the Reaper

Todos vamos a morir antes o después, así que su personificación es un concepto tan antiguo como la propia historia que ha quedado recogido en todo tipo de obras de arte de mil y una formas. Suele quedar representado como un personaje oscuro y aterrador, también un tanto misterioso. El estudio Kong Orange, sin embargo, ha decidido tirar por el lado divertido con Feliz the Reaper y construir con esta imagen un juego de niveles-puzle alegre y musical que se estrena en PC y consolas.

Félix no constituye la imagen típica del Ángel de la muerte. Él es... diferente. Al comenzar el juego, el narrador (el jefe) nos cuenta que el resto de "muertes" de este universo no están muy cómodas con nuestra actitud. ¿Pero qué podría molestar a estos cara-hueso que solo saben acabar con la vida de la gente? Pues unos bailecitos.

Así es, nuestro querido y eterno protagonista se pasa el día moviendo el esqueleto. Cada vez que va al mundo de los vivos se lleva su walkman y sus auriculares ochenteros para no perder el ritmo. Puede que no sea la forma tradicional de segar vidas humanas, pero es su estilo y sus contoneos producen figuras y formas sin fin acordes al beat.

Felix the Reaper es un juego de puzles al que han dado una temática muy poco habitual. En realidad es bastante cruel porque hay que colocar a la gente en posiciones mortales para que siga el ciclo de la vida. Sin embargo, hay otra serie de tareas adicionales que aportan un poco de variedad a esta rutina.

Las pantallas están divididas en cuadrículas marcadas en el suelo que se utilizan para calcular las estrategias. Puede que tenga que prender fuego a un barril o colocar un perro en un punto concreto. Lo de matar gente sigue siendo el motivo de fondo, pero queda en un segundo plano, aligerado por la preponderancia de las mecánicas de resolución de los puzles en cada escenario. Así consigue aliviar tanta crueldad y no hacerte sentir mal por tus actos.

Ante todo, es una comedia, pues de otra forma hubiera sido bastante sórdido e inhumano, casi de mal gusto. La personalidad dicharachera de Félix le sigue el rollo un elenco de personajes rico que se mueve entre lo absurdo y la gracieta. Por encima de todos ellos, esa persona de la que se ha enamorado, que aparece desde bien al principio. Kong Orange considera que su obra es una "comedia romántica", pero no coge tanto peso esa trama como para tapar el resto. Las animaciones ponen la guinda a toda esta puesta en escena.

Al final, lo que va saliendo a la luz es el día a día de Felix, un cuento bonito sobre alguien que no es lo suficientemente retorcido ni malvado para el trabajo que le han encomendado. Es un tipo dicharachero que lo único que quiere es sentirse vivo él mismo y pasar tiempo con la gente que le gusta.

Ese es el gran problema, que no está vivo y por tanto el sol le hace daño. Es la clave de todas las partidas porque define por dónde puedes moverte y por donde no en cada pantalla, siempre a la sombra. Aplicado a la partida, significa que tienes que ir cambiando entre dos perspectivas, mientras que los rayos de luz brillan en ángulos alternos de 90 grados. Además de poner las trampas que comentábamos antes, hay que mover otros elementos del decorado para conseguir la oscuridad que necesita. Al principio es sencillo, pero en algunas fases finales es una locura pensar a la vez en dos perspectivas diferentes.

Es un concepto innovador y muy sesudo con el que nos hemos divertido a tope. Porque no se ha conformado con pedirnos que creemos un camino tapando luces, hay otros elementos interactivos como tuberías o interruptores para complicar los rompecabezas.

Contado así podría parecer que Felix the Reaper puede ser complicado y frustrante, pero el estudio ha decidido ayudar todo lo que uno quiera para evitarlo. Hay situaciones de una dificultad bestial, pero en el menú hay botones que sirven para que te enseñe dónde está el objetivo final o incluso cuál es el siguiente paso lógico a dar. También hay puntos de control por los que retomar la partida si te estás o si quieres probar otro camino, así que no hace falta empezar desde el principio.

Se podría decir que es un juego de dificultad flexible para no excluir a nadie. Quienes quieran ir a por todas pueden probar a completar una fase sin recibir ni un rayo de sol y cumplir con otra serie de estadísticas en busca de la mejor puntuación posible. También hay unos cuantos retos y logros a los que solo se puede acceder habiéndolo hecho bien antes el modo historia.

Hemos hablado de su aspecto y también de que a este enviado de la Muerte le gusta la música pero, ¿tiene buen gusto? Por supuesto que sí. Felix escucha un poco de todo y te permite que tú vayas eligiendo por él. A cambio, es un tipo callado, que no dice ni mu, así que nos pasamos la partida al completo disfrutando de estas melodías agradables, nada invasivas.

Prácticamente todo lo que rodea a Felix the Reaper es una idea original, así que en conjunto se convierte en una aventura refrescante. Nos lo hemos pasado bien con sus bailes por los caminos de luz y oscuridad, con sus relaciones personales como toda esa gente y nos hemos dejado contagiar de su espíritu vivaz. La versión Nintendo Switch, por cierto, es ideal por la comodidad que ofrece.