Análisis de Forza Horizon 5

Forza Horizon 5 es probablemente el mejor juego de coches arcade, o de mundo abierto, que existe hoy por hoy. Así de claro. Más aún si lo pruebas en una consola Xbox Series o en un PC sobrado de potencia (ahondo en esto a continuación). Más si, personalmente, no te empezabas a saturar de echar tantas horas en la serie. Y aquí está la clave del disfrute, el quid de todo este análisis.

Porque FH5 es fantástico, asombroso, emocionante en ocasiones, uno de los juegos más bonitos de los últimos años y sin duda el más espectacular de lo que va de nueva generación. Pero, a la vez, como me temía, y por mucho que se esfuerce en variar la experiencia y probar algunas cosas refrescantes, es inevitable notar que se trata de una serie incremental, tener esa sensación de "esto ya lo he vivido/jugado" de forma regular y pensar que ha alcanzado su tope, que ya no puede ser rompedor ni reinventarse de ninguna manera.

Qué hipocresía por mi parte, porque pensaba justo esto en las dos últimas entregas. Así que, siendo honrado, es todo un logro que haya subido uno o varios escalones en varios aspectos. Por ejemplo, es una experiencia mucho más clara, mejor ordenada, fácil de entender, menos confusa a fin de cuentas. Esto era imperativo cuando sus tropecientas actividades online y offline abarrotaban tanto el mapa de mundo abierto como los menús. Ahora, todo está más a mano, se entiende a la primera y se navega gustosamente. Es ejemplar el trabajo que han hecho para mejorar la partida cuando no estás al volante.

Por otro lado, el salto generacional también hace que todo sea más accesible y veloz. Parece una tontería, pero ahora me acuerdo de cuánto tardaba en cargar el juego en Xbox One, del rollazo que suponía volver al mundo tras un evento cerrado, hacer un viaje rápido, cambiar un coche. De todos esos momentos en los que la tecnología te cortaba el punto, te frenaba el placer. En Xbox Series X la carga es increíblemente rápida, tanto que no da tiempo a nutrir la manía de mirar el móvil. Pim, pam, estás en el coche una vez más. Y la maravilla de Quick Resume, que no enfada cuando falla a veces, porque sigue siendo muy rápido abrir el juego desde cero. Todo esto ocurre pese a la enorme carga gráfica y de proceso adicional, lo que hace más flagrantes las comparaciones con entregas y plataformas anteriores. De hecho, también hemos puesto el juego en un PC de gaming más que decente, y como no tengas espacio de sobra en la unidad SSD, la carga inicial puede irse a varios minutos bastante insoportables. Me había malacostumbrado XSX.

Por cierto, por muy purista que seas de la suavidad de imagen y la velocidad de respuesta, te invito a jugar en modo Calidad de gráficos, con todo lujo de detalles a 4K y con HDR, pero a 30 fps en lugar de los 60 fps del modo Rendimiento. Solo por probar, porque veas hasta donde llega el trabajo visual... A lo mejor te quedas, porque nunca te exigirá los reflejos de un simulador y de paso alucinarás aún más con el paisaje. Con ese trabajo de fotogrametría, iluminación realista, texturización y retoque artístico que casi ofende.

Pero, qué feo está hablar tanto de cuestiones técnicas y frías en un juego que se siente tan orgánico, tan vivo, tan invadido por la naturaleza. Tan picante como el chile jalapeño. La idea de integrar las estaciones, el clima y los impresionantes fenómenos meteorológicos de una forma más dinámica y cambiante (y no tan rígida como en FH4, que ahora parece una prueba de concepto), aporta muchísimo para cambiar la partida cada cierto tiempo. Y quien haya estado en cualquier país tropical sabrá que los cambios de tiempo repentinos que suceden aquí son totalmente creíbles. Ya no hay que esperar a cierta estación para que te caiga un chaparrón, ni viajar a una zona concreta donde siempre está nublado. Vale, el mapa respeta el clima local y las estaciones van cambiando en plena pantalla de carga (casi no te darás cuenta), pero no son el sota, caballo y rey de antes, de modo que parecen algo bastante novedoso.

Llegar a las ruinas de Ek Balam por primera vez, en la Expedición a Tulum, es toda una vivencia, una borrachera para los sentidos que tiene un par de momentos de pura magia. La tormenta que se va gestando en el cielo hace que casi sientas la presión atmosférica, la forma de entrar en la selva parece sacada de Indiana Jones y salir a los cielos despejados para viajar hasta "la Benidorm de los mayas" deja una sonrisa imborrable.

Esto de las Expediciones es muy buena idea porque aumenta la sensación aventurera. No es el típico trayecto de A hasta B, sino que propone varias actividades por el camino. Conducción con o sin limitaciones, exploración de la zona en busca de objetos, fotografías, destrucción, virguerías al volante... todo por fases, como la mejor forma de avanzar en la campaña.

Y esa campaña mejor organizada, por mucho que vuelvas a desbloquear carpas del festival y sus respectivas carreras y desafíos relacionados, invita mucho más a jugar que las anteriores, pasando un poco de contar una historia y centrándose más en los propios biomas y lugares, si bien los comentarios de los personajes (incluido tu conductor) aportan al 'lore' de todo esto, con varias referencias bien escogidas sobre la cultura mexicana.

Pero, ándale, que estamos hablando de un juego de coches, ¿verdad? Hay que decir que la conducción de Forza Horizon 5 no cambia mucho respecto a sus antecesores. Se nota que la serie se ha acomodado en este punto dulce que, por otro lado, esperan encontrar sus usuarios a los mandos. No es tan simplista como los clásicos arcade, pero tampoco se pide mucho a nivel de simulación, si bien hay que tratar los gatillos analógicos con tacto y pensar un poco en las leyes físicas. Así, algunos coches se sienten mejor que otros, ciertas clases siguen pareciendo demasiado 'flotantes' para lo que son en la vida real y otras parecen demasiado tercas para las palancas. Pero, de nuevo, es el estilo, es lo que pasa en GTA: en Forza Horizon se conduce así, y es casi necesario cuando pasas de asfalto a campo a través para luego pegar un salto y caer en un río.

Hay control más que suficiente y sensaciones más que decentes a los mandos, pero también se nota que es ya no un juego, sino una serie completa concebida para el control con mando tradicional, que es donde ha ido recibiendo retoques y matices. Por desgracia, el modelo de volante sigue increíblemente desfasado y abandonado, empeñado en sobrevirar e incapaz de encontrar el gusto a los cambios de marchas y fuerzas cuando vas a cierta velocidad. El próximo Forza Motorsport llegará como agua de mayo para, prometen, corregir esto que lleva tan desatendido desde FM4, y ojalá sirva para que Horizon vuelva a importar un modelo de volante y pedales decente (¿quizá incluso se pueda actualizar esta entrega?). Porque no poder disfrutar de muchos coches y situaciones los usuarios que tengan unos buenos periféricos da más pena que el final de Coco.

Volviendo a las actividades, también da la sensación de que es un juego menos interrumpido y menos encorsetado en cuanto a lo que puede pasar, dando más lugar al tan de moda gameplay emergente. Hay menos guionización (scripting), dentro y fuera de los eventos, por mucho que las Exhibiciones sean una escena peliculera de Call of Duty sobre ruedas, con todo preparado para que quede bien. Por si fuera poco, novedades como las Zonas de Exploración dan un mejor uso a eso de lanzarse a tronchamonte, y el sistema de progresión por Galardones hace que lo que te apetezca importe más que lo que toca.

Por último, tengo que mencionar el trabajo sonoro, más en este año repleto de alegrías con obras como Returnal o Metroid Dread. No sé si será por aquello del ray tracing y los rebotes sonoros o simplemente por una mejor implementación del sonido posicional envolvente y del estándar Dolby Atmos (PS5, ya va siendo hora), pero en esto también está Forza Horizon 5 un par de escalones por encima de su predecesor y otros tantos por encima de la competencia. Quien disfrute de un sistema de cine en casa bien calibrado vivirá una experiencia de película, con aviones que se cuelan en la habitación para despeinarte y resonancias creíbles en túneles y arcos artificiales o naturales, sin olvidar la presencia del coche propio y el resto de elementos. Y, por cierto, la radio también está más cuidada, ya no solo por una selección que siempre depende de gustos, sino porque los eventos y los personajes se refieren a las canciones y en general parece aún más integrada en la experiencia.

En resumen, me podríais acusar de parcial al haber estado personalmente en varios de los lugares más bonitos de este juego y por tanto sentirme identificado o disfrutar más de lo bien recreados que están. Lo mismo se podría decir a muchos jugadores españoles sobre el mediterráneo Forza Horizon 2, pero lo que pasa aquí es que aquel fue un punto de inflexión y este es su máxima expresión, y eso se puede decir con la objetividad por bandera. Si llevas, como yo, horas incontables conducidas en la generación anterior, es posible que tengas ratos de desapego e incluso de aburrimiento o monotonía, sobre todo porque la IA de las carreras sigue siendo muy parecida. Sin embargo, si has hecho eso es porque amas esta serie y lo que te da, y al final volverás a perderte por el mapa y agradecerás todo el esfuerzo que hay por variar, organizar, emocionar y casi sorprender. Ya sea por tu cuenta en solitario, cumpliendo objetivos, explorando por ahí o participando del multijugador y sus mil maneras de conectar y compartir. Forza Horizon 5 está a otro nivel en el género y se coloca en la parrilla de salida en la carrera de los candidatos a Juego del Año 2021.