Análisis de Chernobylite - Edición next-gen

No hace ni un año desde que los jugadores de PC pudieron explorar las ruinas de la central nuclear de Chernóbil y sus alrededores, como ya os contamos en su momento en el análisis para PC de Chernobylite. Aunque ya existía una versión para PS4 y Xbox One en otoño del año pasado, hace apenas unos días el título llegaba a las consolas de nueva generación. Por ello, no me voy a detener demasiado en aspectos como su historia o su narrativa, y prefiero centrarme en cómo se siente el juego y sus mecánicas con el paso del teclado y ratón a un mando DualSense, ya que la versión de PlayStation 5 es la que he utilizado en éste análisis.

Por resumir un poco el trasfondo de la historia por si no lo conocías, Chernobylite es un shooter con fuertes elementos de RPG y survival horror que trata sobre la investigación de nuestro protagonista, Igor, un científico que trabajó en la central nuclear de Chernóbil cuando aún estaba activa. 30 años después, ha regresado a la zona donde espera poder encontrar pistas sobre el paradero de su esposa Tatyana, desaparecida durante aquellos fatídicos días de la explosión del reactor. Al mismo tiempo, se va desarrollando una trama sobre la chernobilita, una nueva fuente de energía derivada de la explosión nuclear y que alimenta una herramienta de creación de portales con los que podemos manipular el espacio-tiempo y crear varias rutas de juego distintas.

A priori, estos elementos prometen una interesante aventura de ciencia ficción, pero lo cierto es que el resultado no está a la altura de la premisa. La historia se va desgranando poco a poco a través de las pistas y personajes que encontramos durante nuestras misiones preliminares al asalto final a las ruinas de la central, pero de forma tan difusa y poco conectada con nuestras acciones que enseguida se pierde el interés. Para colmo, las misiones que son el eje central del juego son repetitivas hasta más no poder. En casi todas ellas debemos llegar desde el punto de inicio hasta la marca de objetivo principal y recolectar todos los materiales que nos sea posible en el trayecto, evitando morir en el intento.

En esos paseos y exploraciones es donde más podemos disfrutar del elemento artístico del juego, con paisajes y entornos muy detallados. Visualmente, los elementos renovados para la ocasión, como la niebla o los rayos de sol filtrándose entre los árboles, crean la atmósfera perfecta, propia para estar adentrándose en un mundo desolado y hostil. Incluso se percibe esa "frialdad" cuando atravesamos edificios y estructuras donde los objetos quedaron congelados en el tiempo debido al abandono repentino de toda la zona por la radiación. Eso sí, un importante consejo a la hora de jugarlo es desactivar de inmediato la opción del desenfoque de movimiento, que viene a un nivel altísimo por defecto.

Y ya que hablamos de ajustes visuales, he echado en falta una opción para aumentar el tamaño de los subtítulos, algo que además es importante porque el idioma por defecto del juego es el ruso (aunque hay opción de doblaje en inglés, es mucho mejor el original). El acceso rápido a los objetos como el analizador ambiental o las armas se lleva a cabo con la cruceta en varios escalones, cuando una rueda de acceso con el joystick habría sido una salida más elegante.

Posiblemente la accesibilidad en los niveles de dificultad de cada elemento de juego (gestión de recursos, combate y supervivencia) sea de las mejores decisiones para mitigar un poco ese desinterés prematuro sobre la historia, ya que podemos centrarnos en disfrutar del resto de elementos como mejorar la base o la recolección de materiales de una forma más amena. La supervivencia en sí no es especialmente desafiante, aunque sí que hay que vigilar los indicadores de radiación y estar atentos a encontrar raciones de comida, indispensables y a la vez muy escasas para poder mantener a todo nuestro equipo humano en forma.

En el análisis de la versión de PC, nuestro compañero Petter sí valoraba positivamente los elementos de sigilo y el combate, pero en esta ocasión el traslado a los mandos no da la talla. El apuntado es terriblemente tosco y, ni retocando la sensibilidad (o incluso activando la opción de ayuda al apuntado) se siente como algo ágil o divertido. Me he sentido especialmente frustrado en este aspecto, aunque sí le voy a reconocer al juego que me permita enfrentarme a cada situación como yo desee: si tengo poca munición, mejor intentar acceder con sigilo o usando trampas. El problema es que, además de tener poca munición, si apuntar con el arma no fluye, todo esto es más un inconveniente que una ventaja. Al final, muy probablemente los enemigos acabarán contigo y, encima, tendrás que superar una misión de "escapa de la cárcel" que es siempre la misma. Si la historia no seduce y el combate no se sostiene, el resto de componentes lo tienen difícil para hacerme continuar jugando.

Y sí, me encantan los juegos de temática postapocalíptica. Fallout, la serie Metro o S.T.A.L.K.E.R se encuentran entre los títulos a los que tengo un cariño especial y mi idea era añadir a Chernobylite a la lista. El sistema de toma de decisiones y poder cambiar algunas de ellas gracias a los portales es interesante, y la exploración también está bastante lograda. Sin embargo, aun viendo su potencial y sus puntos positivos, la sensación es que podría haber sido mucho más. La versión de consolas de nueva generación (PS5 y Xbox Series X|S) se ha quedado en un port punto por punto con alguna mejora gráfica, pero que ha obviado algunos elementos de este hardware que son cruciales, como los controles.