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Análisis de Dex

Un RPG 2D cibernético con finales múltiples para cada misión y dos mecánicas de juego complementarias. Dicho así pinta bien.

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Qué buena pinta tenía este Dex, qué juegazo podría haber sido. Esa es el principio y el final del análisis de este título que ofrece algunos elementos brillantes y otros que han quedado completamente desfasados y acaban por arruinar el resto del trabajo. Es uno de esos juegos que te da incluso lástima comenzar a criticar porque se aprecia todo el empeño y el esfuerzo que han puesto sus creadores, el estudio checo Dreadlocks, pero son sus decisiones las que han llevado a este resultado, y hay que ser consecuentes con ellas.

Porque la propuesta inicial y el mundo sobre el que se desarrolla ha quedado sensacional. Estamos ante un RPG en dos dimensiones laterales con unas dinámicas que no se ven juntas en demasiadas ocasiones. El jugador controla únicamente a la protagonista, una chica que da nombre al título y que tiene poca memoria y poco conocimiento de quién es ella misma. Arranca con virulencia, con una persecución que sirve al mismo tiempo de tutorial básico y de introducción a este mundo cibernético y futurista pero desde la concepción de los años 80. Un lugar clasista y despiadado controlado por una corporación, en el que solo un puñado de hackers son capaces de escapar del sistema. Y, en el caso de Dex, también habrá que luchar contra él.

Más allá de que el planteamiento inicial pueda estar muy manoseado, la forma de desarrollarlo ha sido todo un acierto. Por el guión desenfadado que se atreve a entrar con naturalidad en todos los temas que esperas de una sociedad vil, desde los grandes problemas como la corrupción y la represión a las desgracias del día a día como la drogadicción o la prostitución. La misión principal se ve rápidamente rodeada de decenas de temas secundarios que te estallan en cualquier momento y que debes decidir si sigues o no, siempre a cambio de premios y experiencia. Al principio puede parecer confuso pero después te das cuenta que solo depende de que decidas y te organices bien. Además, no son tareas lineales porque las puedes abordar desde distintos puntos de vista, en el momento que prefieras y puede cambiar en función de cómo respondas en las conversaciones y del carisma de la protagonista (que también aumenta).

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Pero, sobre todo, por el Harbor Prime. La pequeña ciudad en la que ocurre todo. Viva y repleta de personajes interesantes, en movimiento, con rincones insospechados que de repente esconden algo y con una potencia que es capaz de llevar el peso de la partida por sí misma. Es el centro de un estilo gráfico que quiere imitar lo retro pero que demuestra estar mucho más avanzado técnicamente (aunque hay varios fallos que están arreglando a base de parches). Su docena de distritos tienen sentido y conviven a la perfección, a excepción de unos tiempos de carga algo excesivos. El mapa está teóricamente abierto desde el principio, pero el diseño de niveles y la colocación de los personajes hacen un trabajo magnífico para orientarte por donde debes ir y por donde aun no debes meterte. Aun así, en un puñado de horas ya vas a haber visitado la mayoría de los escenarios.

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El problema del juego es que ese postureo retro también ha impregnado el gameplay y lo ha echado a perder. Los movimientos de los personajes, robóticos, encajan muy bien en la escena pero son incontrolables en los combates, tanto cuerpo a cuerpo como con armas de fuego. Y todo es aun peor dado el enorme daño que inflige hasta el más torpe de ellos, por lo que te ves la mitad del tiempo eludiendo la batalla o buscando comida y refrescos para reponerte. Mención negativa especial para los puntos de guardado porque retienen la información del momento de paso y puedes estar resucitando con el mínimo de vida para caer en un bucle infinito de muertes y desesperación.

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Es cierto que la experiencia se va convirtiendo en mejoras de varios tipos, pero el programa de evolución está mal calculado. La curva de dificultad está al revés, y es algo que ocurre en muchos títulos y que no criticamos tanto como deberíamos. Tanto el combate como el hackeo son extremadamente difíciles al principio y quizá demasiado sencillos al final. La combinación entre habilidades y aumentos convierte a Dex en un personaje muy fuerte en comparación con su entorno, pero no solo con los primeros enemigos que te vuelves a cruzar, también con los nuevos.
El hackeo es una gran idea para cambiar la dinámica que al final tampoco llega a explotar. Dex se puede meter en la red para piratear aparatos electrónicos del entorno u ordenadores concretos, de esa forma consigue información o abrirse paso sin tener que pelar. En ambos casos pasas a controlar un círculo que debe encontrar objetivos al mismo tiempo que acaba con los virus que la corporación ha vertido en el sistema. Y son muchos, muchísimos, tantos que te olvidarás de esta opción hasta que esté bien evolucionada.

El problema que tiene Dex es que es un juego muy seco y muy duro. Que te entra con mucha fuerza y sin nada de vaselina, y eso solo funciona cuando la otra parte está muy predispuesta. Su temática en general y como trata los temas en particular, su ambientación, su lenguaje y por su puesto su estilo gráfico parecen completamente anticuado, pero encandilan. Aunque en el fondo no lo sean, porque incluso su aspecto antiguo visto en detalle demuestra fortaleza y confianza, es una barrera muy alta para el mercado actual. Pero lo que es más difícil de perdonar es su sistema de combate primario, porque ya no encaja tener que estar atacando y escapando como si tuvieras que jugar con solo con un par de botones o de acciones. Y eso ha sido una decisión del equipo para mantenerse fiel a lo retro.

Dreadlocks ha creado una ambientación sensacional que incluso apostaría que se puede aprovechar de más formas, en juegos futuros, como ha hecho Image & Form con SteamWorld Dig. Pero tal y como viene, Dex no consigue que luzca tanto como debería. Es un juego de precio medio que está en todas las plataformas, hasta llegará a Wii U, por lo que no tardará mucho en entrar en promociones y rebajas. Si te ha picado la curiosidad realmente puede merecer la pena probarlo, porque si coges el punto al combate el resto hará que te guste mucho. Si no es así, será una apuesta perdida.

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06 Gamereactor España
6 / 10
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Una ambientación fabulosa, una ciudad viva, repleta de personajes interesantes y un guión que engancha.
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Gameplay lastrado por unos combates toscos y anticuados, sesiones de hackeo irrelevantes, puntos de control que no ayudan.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Sergio Figueroa

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