Dolmen - Primeras impresiones

Dark Souls es el telón de fondo de muchas de las decisiones de diseño que se han normalizado en los últimos años, y Dolmen es un juego que recoge parte de lo que ofrece esa franquicia. En él, asumimos el papel de un comandante con un traje espacial mecanizado que investiga una llamada de auxilio procedente del planeta Revion Prime, al que somos teletransportados para ayudar. Originalmente, este era un lugar orientado como colonia minera, centrada en perforar el planeta para buscar unos cristales llamados Dolmen, que permiten a la humanidad interactuar con diferentes dimensiones y son la clave para resolver el problema de atravesar grandes distancias en el espacio. Sin embargo, algo no va bien y unos gigantescos insectos se han apoderado del planeta. Nuestra tarea es investigar lo sucedido y asesinar todo lo que se nos ponga por delante.

Para ayudarte a matar a los insectos y otros peligros que puedan aparecer en Revion Prime, tienes hachas, escudos y espadas. También puedes usar armas de fuego que funcionan como arcos, flechas y magia, todo en uno. Usar las armas cuerpo a cuerpo afecta a tu resistencia, representada con un medidor verde. Si luchas o te pones a cubierto, el medidor baja. También hay otro azul que representa la energía y que se agota muy rápido cuando disparas a un enemigo. Por otra parte, no faltan las habilidades de combate clásicas, como los 'parry', los ataques liegros y los pesados. Una pequeña y curiosa mecánica extra es que puedes usar la energía de tus armas a distancia para recuperar salud, aunque tienes una cantidad limitada de viales de energía, que se consiguen venciendo a jefes. Los personajes también pueden equiparse habilidades especiales para que su viaje sea más fácil o recurrir al uso de elementos como el hielo, el fuego, el veneno o el poder físico. Todos ellos forman parte de tus ataques y de los de tus enemigos, como también a sus debilidades y su capacidad de recuperación, como si de un APRG se tratara.

Dolmen hace todo lo que cabría esperar de un juego perteneciente a los Soulslike, pero no va más allá. Puedes reponer diferentes medidores con objetos, crear armas usando materiales y recursos, conseguir un tipo de moneda llamada Nanoite cuando matas a tus enemigos, que a su vez se puede emplear en mejorar habilidades. Si encuentras objetos, se pueden usar para construir armaduras y/o armas y, si mueres a manos de alguien, resucitarás en zonas de guardado específicas con la obligación de encontrar tu cuerpo para recuperar el dinero perdido.

Los puntos de guardado, además, funcionan muy al estilo de Dark Souls 2 y 3, ya que puedes usarlos para teletransportarte a tu nave espacial y obtener mejoras, o a otros puntos de guardado que haya en el planeta. También puedes dar con fragmentos de cristales de Dolmen que sirven para resucitar a jefes y ganar más dinero derrotándolo otra vez. Asimismo, los fragmentos se pueden emplear también para invocar a otros jugadores y que te ayuden a derrotar a jefes.

En mis primeros pasos por su campaña, me di cuenta que la libertad que se da al jugador es bastante grande. Si no quieres seguir una ruta, puedes coger otra. El sistema de mejoras está limitado única y exclusivamente por el material que encuentras, y lo mismo sucede con las habilidades, que se pueden mejorar como te dé la gana. No estás encasillado en una clase en concreto, aunque tengas que elegirla al comienzo. Funciona como en Dark Souls. El problema es que los enemigos pueden ser mucho más difíciles si no sigues la ruta adecuada. Una vez llegué a los jefes, me percaté de que son lo más destacado de Dolmen. Tienen un diseño de juego clásico, con un ya tradicional proceso de estudio y aprendizaje de patrones y rutinas, pero funciona. Uno de los primeros contra los que luché era una raña enorme, que destaca también la importancia y lo imponentes que son los enemigos principales. Son mucho más intimidantes, aunque bastante fáciles, de hecho, son mucho más fáciles de leer que los que te puedes cruzar en cualquier Dark Souls.

Para los amantes del género, van a encontrar más de lo mismo. El nivel de dificultad me ha resultado un poco más bajo que en otros títulos similares. Aunque no me atrevo a posicionarme del todo, porque desconozco si el juego final mantendrá el mismo nivel. Vale la pena señalar que hemos jugado una versión con ciertas ventajas. Una vez superas un jefe, por ejemplo, se nos teletransportaba a una nueva zona y se nos entregaba un equipo nuevo acorde con la dificultad. Si se sigue esto en la versión final, la progresión es tuya. Tendrás que caminar todo el tramo entre jefes y niveles y construir todo el equipo por tu cuenta, a excepción del que tienes desde el comienzo o el que encuentres. Una vez di mis pasos finales con Dolmen, me sentí bastante satisfecho. Los Soulslike no son lo mío, pero el trabajo hecho por Massive Work Studio (Brasil) es admirable. Siempre es bueno ver que más desarrolladores del otro lado del charco se atreven con el territorio europeo.

Terminé mi toma de contacto con Dolmen con la idea de que es un juego de rol muy inspirado por los Souls, pero también capaz y muy bien construido, con una fuerte temática de ciencia ficción. Mi experiencia queda marcada por cierta falta de interés en el bucle de juego, ya que se enfrente a un problema muy parecido al de otros del mismo subgénero, sobre todo porque muy pocos equipos se atreven a coger el concepto y llevarlo por otros derroteros para dar pie a algo mucho más distintivo. Me siento tan satisfecho con él como con los juegos de la Segunda Guerra Mundial de los últimos años. Para los amantes, funciona muy bien. Sin embargo, no sentí ningún impulso para seguir jugando cuando terminé. Si te gusta este tipo de dinámica, te conviene tener a Dolmen en el radar; pero, para quienes no tengan cierto bagaje con este subgénero, hay experiencias Soulslike más interesantes para iniciarse en el mercado.