Análisis de Downwell para Nintendo Switch

Nos enamoramos de Downwell allá por 2015, cuando llegó a nuestros móviles y ordenadores, y desde entonces el juego de acción y plataformas también ha pasado por PlayStation. Y ahora, teniendo en cuenta que el director creativo Ojiro "Moppin" Fumoto pasó un tiempo trabajando para Nintendo directamente, no nos sorprende saber que el juego forma parte de la enorme avalancha de indies que está llegando para Switch (hay que añadir que del port se encarga Red Phantom Games).

Nos alegra poder probarlo en una nueva plataforma, ya que Downwell es uno de esos juegos que ha resistido al paso del tiempo. Aún lo ponemos de forma semirregular tanto en PS4 como en iPhone, donde sigue instalado a pesar de las actualizaciones por las que ha pasado el teléfono desde que se lanzó. Esto no implica que juguemos mejor que cuando empezamos, ya que sigue siendo realmente difícil, pero ha conseguido tenernos enganchados durante años gracias a su accesibilidad instantánea y el gran desafío que representa, y nos gusta jugarlo de vez en cuando.

Si no estás familiarizado con el juego, te explicaremos lo básico para evitarte la lectura de la reseña original. Bueno, Downwell es un roguelike, lo que implica que la muerte es permanente y, lo que es peor, no se guarda el progreso, a excepción del gran número de filtros visuales desbloqueables que aparecen a medida que juegas y un montón de tutoriales a los que tendrás acceso relativamente rápido. El tutorial inicial te otorga cuatro miserables puntos de salud con los que empezar a jugar, y con una delgada cuerda de salvamento nuestro pequeño amigo se lanza a un pozo gigante que hay en el suelo para comenzar su aventura.

Como el título bien indica, vas bajando por un pozo. Cada uno de los niveles está repleto de extrañas criaturas que deben ser esquivadas, aplastadas o derrotadas por tus botas armadas. Aparte de moverte a la izquierda y a la derecha puedes saltar y disparar, pero eso es todo: Downwell es lo más en cuanto a diseño simple y elegante. Que los controles sean casi perfectos también ayuda, aunque si comparamos la versión para pantallas táctiles (móvil) con la hecha para jugar con un joystick, sale ganando la segunda. Aun así nos encantaba la accesibilidad y portabilidad del original, por lo que la suma del control analógico con esa portabilidad nos hace pensar que la versión para Nintendo Switch es la mejor de todas.

Una opción que nos encantó fue el modo Tate, que permite a los jugadores girar la pantalla de la Switch y jugar en vertical (como en Ikaruga), ofreciendo un punto de vista mucho más cercano a la acción que la cámara fija de la versión estándar. Es cierto que este modo también estaba disponible en Vita, pero la versatilidad que ofrece Switch permite coger los Joy-con y poder dejar la pantalla en otro sitio en lugar de tener la consola entera en tus manos. Es una buena opción, pero puede cansarte pasado un tiempo.

Downwell ostenta un estilo visual monocromático que hace mucho con muy poco. Los filtros mencionados anteriormente permiten cambiar la combinación de colores del nivel (jugando en la Switch optamos por usar el esquema de colores de Game Boy en cuanto lo desbloqueamos), y usando tan solo luces y sombras Fumoto es capaz de hacernos ver el peligro que tiene un enemigo a evitar y las vulnerabilidades de aquellas criaturas a las que debes disparar o aplastar con tus botas.

Con el propósito de escribir esta review, nos concentramos en hacer combos sin precaución alguna (lo que mina las oportunidades de progresar demasiado) para poder aplastar y matar tantos enemigos como nos fuese posible sin que nuestro amigo pixelado llegase a tocar tierra firme. Es una forma de jugar estimulante y rápida, y efectivamente es mucho más viable hacer combos con un joystick analógico que con los controles táctiles. Dicho esto, en las ocasiones en las que conseguimos superar el primer mundo y sus tres etapas, la tensión incrementó con la aparición de nuevos enemigos y nuevos peligros ambientales que esquivar.

Podemos tomarnos un respiro y alejarnos del caos entrando en unas efímeras burbujas: al entrar en ellas la acción exterior se detiene y podemos hacernos con lo que haya dentro. En estas cuevas a prueba del tiempo podrás encontrar armas que cambiarán las tácticas que uses en el juego. Las armas estarán dentro de un corazón o un cristal de energía, y también podrás encontrar puñados de gemas para comprar puntos de salud o energía (los primeros te mantienen con vida, los segundos te ayudan a seguir disparando) en las tiendas que hay en los distintos niveles. Coge un láser, una escopeta o un minifusil y cambia la funcionalidad de disparo de tus botas. Tendrás que sopesar si la actualización que el juego te ofrece te conviene, porque es posible que ya tengas una pistola con la que estés contento. Tienes la opción de mejorar aún más tus capacidades seleccionando una habilidad al comienzo de cada nuevo nivel. Puedes tener un dron que te acompañe, por ejemplo, o aumentar el número de cosas disponibles en las tiendas, pero como es de esperar, cuanto más tiempo juegues más enemigos encontrarás y más nivel tendrá el desafío.

Ya sea haciendo combos o abriéndote camino descendiendo cautelosamente por los niveles cada vez más difíciles, Downwell ofrece una experiencia de juego de plataformas estimulante como ninguna otra. Los niveles generados por procedimientos te obligan a no dormirte en los laureles, ya que no te los sabrás de memoria, y la mezcla del diseño elegante y la sutileza de sus imágenes son una combinación perfecta para conseguir una aventura realmente única que creemos que sigue siendo esencial más de tres años después de haberla jugado por primera vez.