Análisis de FIFA 21 (PS5 y Xbox Series X)

Si te has leído mi análisis de FIFA 21 para PS4, Xbox One y PC, ya sabes todo lo que no me ha gustado de la edición que ha estrenado este año EA Sports. Con un gameplay aparatoso, una IA menos realista y una complejidad en los botones tan ida de madre que hasta han reconocido que no tiene sentido y está en proceso de cambio. La esperanza era que se tratara de problemas por un cambio de foco hacia la versiones Xbox Series X y PS5, que les hubiera afectado estar en segundo plano, pero por desgracia eso no es lo que ha ocurrido.

En todo lo que se refiere a gameplay, controles, modos, inteligencia artificial e interfaz, todas las versiones son exactamente iguales, las de antes y las de ahora. Así que todas las valoraciones que hicimos al respecto, tanto positivas como negativas, se mantienen. FIFA ha vivido mejores años, sobre todo en 2017 y 2018), y teniendo mejor hardware a su disposición, se le iba a exigir mucho más en todo, no solo en el apartado gráfico.

Porque es eso, un aspecto mucho más atractivo y tiempos de carga reducidos. Que son dos buenos puntos a favor, pero ya está.

FIFA 21 para PlayStation 5 y Xbox Series X y S llega con mejoras visuales como modelados más detallados, pelos y barbas Pantene, calidad de las texturas de mayor resolución y un sistema de iluminación espectacular. Con todo esto y algunos retoques más sube el nivel de la presentación notablemente, algo que se aprecia aún más en una tele 4K.

EA Sporst también ha añadido secuencias cinematográficas nuevas para tener un poco más de información de los prolegómenos del partido, como vídeos de la llegada de los jugadores al estadio en autobús, cuando saltan al campo o las celebraciones extraespeciales de goles decisivos. Están guay como elementos decorativos, pero no aportan peso al juego, y si hay una demostración clara de su escasa aportación es que a la tercera vez ya te lo saltas.

Para muchos, lo mejor de jugar a esta edición en una consola next-gen es ahorrarse los tiempos de caga, que en títulos deportivos pueden ser un tostón. Te muevas a donde te mueves, es cuestión de pulsar un botón y esperar un segundo a llegar a destino. Han dejado los juegos de habilidad para quien quiera practicar, pero son un vestigio del pasado que va a desaparecer.

La otra novedad compartida entre ambos modelos es un nuevo tiro de cámara, que además es el que viene activado por defecto. Está en una posición que permite ver más público, así que crea más ambiente, pero no es nada práctica durante el partido y hasta ha ocasiones en las que se pierde el balón de vista. Especialmente en las que hay un control o un movimiento de espaldas. Le habrán encontrado sentido para presumir de lo anterior o quizá para convencer a jugadores novatos, pero quienes llevamos más tiempo en esto no vamos a acogerla con cariño.

Si tu versión escogida es PlayStation 5, aún queda una sorpresita más y eso es lo que aporta el DualSense. En cuando a vibración háptica, se traduce en sensaciones táctiles de las entradas, los tiros a puerta y hasta los pases, con la finura de que sea la parte del mando correspondiente al pie de golpeo la que interactúe con la mano. Y en cuanto a los gatillos, esto también mola, cuanto más cansado está un jugador, más duro se pone el botón de sprint (R2). No es que te vaya a cambiar la forma de jugar, pero entre con y sin, en este caso siempre con.

Con toda la crítica que se merece EA, y que se está llevando, también hay que destacar un par de aspectos positivos. El primero es el plan para subir gratis de generación dentro de la misma familia de consolas (aunque como límite temporal, el estreno de FIFA 22, que es margen de sobra). Y la otra es que, además, estas dos generaciones están conectadas entre sí a través de Volta y de FIFA Ultimate siempre y cuando se use el mismo perfil de usuario, así que no se pierde la progresión en ningún caso.

No ha conseguido cambiar nuestra opinión de FIFA 21 esta versión next-gen, una opinión crítica con el nuevo camino que ha tomado la serie porque empeora aspectos que estaban bien. Y en cuanto a lo que aporta la nueva tecnología, pues bienvenidos son los cambios, especialmente la iluminación, pero hace falta que aporten más que una mejora visual para ser relevantes. Es innegable que en PS5 o Xbox Series X mejor que en PS4 o Xbox One, pero por desgracia ninguna de las cuatro es la buena.